lunes, 29 de octubre de 2012

El iluso gallo fue comido por las gallinas.

Silenciosamente escuchaba atónito la conversación que se volvía cada vez más acalorada y cada vez más sin sentido. No podía creer, no quería creer, que fuese la tónica general y predominante en el mundo que habitaba.

Y seguían como gallinas, cotorreando y sacando conclusiones erróneas tras la sesgada exposición de los hechos que una de ellas había hecho en primer lugar. Sin conocer, sin saber, sin tener una actitud crítica se lanzaban al vacío y suponían, fabricaban sus hipótesis y las vestían de verdad científica y la bola de mentiras y medias verdades tergiversadas se hacía cada vez más y más grande.

¿Cómo podía estar tan ciega la primera en hablar? Se preguntaba a sí mismo, y la misma respuesta le venía a la mente una y otra vez pero por alguna extraña razón no quería escucharla, le parecía que era un pensamiento cruel por mucho que no pudiera negar la veracidad que vivía en el.
¿Cómo podían dejarse cegar tanto las demás participantes de este absurdo circo? Esta respuesta era más variada y más difícil de hallar, aquí no es que no quisiese escuchar, es que no podía entender. Tal vez era la misma que la primera, o más bien fuese causa la pereza intelectual que parece una cualidad que últimamente se puede encontrar en la lista de muchos.
Será cosa del hablar por hablar, opinar por opinar pues todos sabemos mucho de todo pero nada de algo en concreto.

Y se preguntaba que pasaba con quien recibía todo ese daño, inocente de sus acusaciones, ignorante de lo que estaba pasando, es mejor que no lo sepa, sería genial que no lo supiese puesto que lo consideraba un infructuoso malgasto energético.

Incómodo en su pasiva posición, empezó a responsabilizarse de permitir que esa farándula se siguiese desarrollando ante sus ojos y que por mucho que no hablase, si dejaba que aquello continuase sin  pronunciarse entonces no estaba muy lejos de ser una gallina también.

Y así pues rompió su silencio para decir: Estás totalmente equivocada, debe ser fruto de tus paranoias y egocentrismo; es la única explicación lógica a tu absurda conclusión. Y vosotras no hacéis más que alimentar esta sinrazón balbuceando disparates incongruentes que adornan esta escena sin conocer más que una versión sesgada, tergiversada y que contiene más falsedades que verdades lógicas. 

Todos los ojos se posaron en él, ladearon la cabeza hacia la izquierda, hacia la derecha. Se miraron unas a otras y... se comieron al gallo que acaba de hablar.

El mundo siguió igual que antes, ellas siguieron cotorreando y siendo felices en sus mentiras que las engrandecían y alimentaban sus delirios de grandeza a costa de gente que lo ignoraba conscientemente porque era un infructuoso malgasto energético.

Y nadie echó de menos al molesto gallo que pensaba demasiado y que quería vivir en un mundo mejor, más lógico, con más actitud crítica donde la gente pensase antes de hablar, analizase antes de opinar y tratase de ver otras posibilidades antes de creerse con gran convencimiento y de manera incuestionable la primera información recibida.


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