lunes, 18 de agosto de 2014

Bien hecho

Y así, con una sola palabra lanzada al viento, decidió terminar con todo. Por el lado cobarde y autosuficiente, sin preguntar ni comprobar, sacando sus propias conclusiones que podrían ser del todo erróneas pero se excusó en la experiencia, en ver de nuevo los síntomas que ya vivió y que parecían repetirse con extrema exactitud.

Así, sin decir nada, cerró las puertas en su corazón y lanzó los lastres que le tenían atormentada un par de semanas.

Así, sin tan siquiera dar oportunidad, comenzó el camino que le alejaba y se dio una orgullosa palmadita en la espalda, esta vez en lugar de años has tardado sólo unas semanas, bien hecho.
 
Si estaba o no equivocada no quiso comprobarlo, no por miedo a saber que lo estaba sino por hastía, por no repetir lo ya vivido... pero sentía que algo faltaba, algo había sido en vano... no lograba saber esta vez ¿qué?. Lo más incómodo era haber experimentado sin haber aprendido con temor a repetir lo que pudo causar este resultado, pero el tiempo ya se había agotado, ya era tarde; y quiso pensar esta vez porqué sí, sin más y adiós.

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