lunes, 10 de febrero de 2014

Títeres de peana

De un tiempo a esta parte asisto atónita a enfrentamientos en los que estoy como espectadora y aunque los protagonice, sigo viéndolos desde fuera. Al recordarlos se sitúan frente a mi escenarios de teatro, a veces muestran una imagen estática, otras en movimiento. A veces a color, otras monocromáticas. A veces representadas con figuras humans otras con títeres.
Y me siento inútil porque esa es mi función: ver. No hay nada que pueda o tenga que hacer. Sólo ver. Ni siquiera es necesario comprender, no, sólo ver. No se puede tocar, sólo ver.
Y la butaca en la que estoy sentada vuelve a moverse. Se abre el telón. Estoy en medio del escenario. La luz sólo me enfoca a mí. Un personaje en sombra se sitúa a un lado y comienza a gritar, no logro entender nada porque su voz llega distorsionada, a él se le van uniendo paulatinamente más voces, unas agudas otras más graves, pero todas distorsionadas. Y asumo que esperan algo de mí, ¿por qué esperan algo de mí? yo no espero nada de ellos.
Pero no siento nada, estoy vacía, no hay nada que pueda o tenga que hacer.
Las voces se acercan a mí, por mucho que me griten más alto no les voy a entender; entonces la luz se apaga y todo queda en silencio.
No ha imágenes, no hay títeres, no hay voces, sólo yo... y puedo respirar.
Sólo es cuestión de tiempo, todo vuelve a empezar y en algún momento dejaré de mirar.
17/06/2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario