viernes, 6 de mayo de 2011

Más besos que bofetadas

Los deseos no pueden domesticarse y, en consecuencia, no pueden eliminarse de nuestro espacio interior.
Pero se entierran, se acallan y se olvidan en un rincón, es entonces cuando aparece esa sensación de me falta algo pero no sé qué es, estoy buscando algo que no sé si seré capaz de reconocer cuando lo tenga en frente; esa sensación de tener un hueco vacío pero sin saber como solucionarlo.

Una mujer no está sola porque no tiene pareja, lo está porque no puede apagar la esperanza de encontrar un vínculo íntimo que le llene de vida.
Porque todavía se nos insta a estar en pareja, porque todavía se pregunta más a la mujer que al hombre, llegados a cierta edad - la cual siempre es, además, antes en la mujer que en el hombre- por una pareja y tras una respuesta negativa no disimulan su mirada reprobatoria. Porque todavía existen los solteros de oro frente a las solteronas. Porque todavía hay mujeres que no se atreven a escoger el estar sola por decisión propia, conocerse a una misma para saber que es lo que busca en la otra persona dejando de buscar en ellos estereotipos principescos absurdos en el ser humano... Quien los inventó se quedó a gusto. Y porque está en nuestras manos cambiarlo pero la mayoría agacha la cabeza y se somete dejando la lucha para unas pocas que no nos rendiremos pero que perderemos mucho a cambio.

La búsqueda de la seguridad es una pretensión que puede hacerse peligrosa porque nunca existen garantías.
Sin embargo la busco... aun sabiendo que pierdo más que gano... aun queriendo cambiarlo sin esforzarme... pero la aventura llama a mi puerta y ya he allanado el camino. Y todavía estoy a tiempo de no cometer el error de encerrarme en el miedo. Si bien necesito mejorar la balanza que se encuentra desequilibrada, estoy poniendo los medios para ello.

La vida tiene una fecha de caducidad... Hay que tener eso en cuenta para fijar un límite sensato entre el necesario sacrificio de aquellos deseos que dificultan los medios para mantener nuestra existencia, y el espacio que le daremos a esos otros deseos para no enfermar o no pasar a la otra vida como seres inertes.
Pero no sabemos ver la fecha y pensamos a la ligera que siempre habrá un mañna para cumplir el deseo cuando muchas veces es necesario hacer pequeñas inversiones y esfuerzos para hacer que el escenario sea el correcto. Los deseos también hay que ganárselos, hay que poner los medios para luchar por ellos. Los deseos no caen de las estrellas fugaces.

El derecho a la sexualidad como un medio privilegiado de acceder a la intimidad es humano, sólo por cegueras culturales es permitido a los hombres y censurado a las mujeres.
Y así sigue siendo ni las nuevas generaciones han logrado una diferencia. Se considera que las chicas están más abiertas a las relaciones sexuales con menos tabúes pero se les señala, se les critíca a espaldas y no sólo por generaciones anteriores sino por sus propias congéneres y chicos de su generación y posteriores. El camino es largo pero temo que pasaremos de un extremo a otro cíclicamente sin lograr un equilibrio estable en el punto intermedio.

Pero se necesita valor porque vivimos inmersos en la cultura del sacrificio, de las exigencias imposibles que sólo generan tristeza y sensación de inutilidad.

Del sacrificio pero a la vez conviviendo con las nuevas sociedades de las cosas fáciles y sin esfuerzo en contraposición a sus madres y padres sacrificados por darle todo a sus hijos sin lograr que estos obtengan la sensación de plenitud que sus padres quisieron lograr. Nacidos en un mundo lleno de posibilidades porque los padres trabajaron duro para poner los medios a su alcance cuyas esperanzas se han visto truncadas de golpe y con muchos avisos, tantos que se familiarizaron con ellos, por una crisis. Sobrepreparados y mal preparados para el mundo.

Más besos que bofetadas, más poesía y menos discursos, más sexo que castidad, más sueños que pesadilas, más riqueza y menos dinero, más justicia y menos juicios. más libros y menos periódicos, más hombres y menos machos, más mujeres y menos sumisas.
Veremos si se cumple la lista de deseos... cosa que sólo ocurrirá si crean los escenarios para ellos y se dejan de pedir a las estrellas, el fuego, las olas...


Citas procedentes del artículo: "Vive tu cuerpo con alegría" escrito por Claudia Truzzoli en la revista Mente Sana nº68

No hay comentarios:

Publicar un comentario